A lo largo de nuestras vidas hemos escuchado más de una vez la muy famosa frase “Nadie nace sabiendo ser padre” es por esto que nos hemos dado a la tarea de investigar sobre la programación neurolingüística y las diferentes palabras que se deben de emplear en nuestro vocabulario para dirigirnos a nuestros hijos de una manera efectiva.
¿Para qué sirve? Para que nuestros hijos vayan creando una conciencia reflexiva, con el fin de que ellos mismos creen una personalidad propia basada en el aprendizaje, sin que sientan que los estamos obligando u ordenando hacer algo.
Cuando damos una orden, por lo general utilizamos el “tienes que”, sin saber que esas dos palabras muchas veces pueden representar un obstáculo muy grande para que esta orden se cumpla. A lo que nos referimos con esto es a que cada niño tiene su propia personalidad y si el caso fuera que nuestro hijo/a tuviera una personalidad rebelde, su respuesta a las órdenes seria negativa. Para evitar esto, debemos de hacer la petición de la siguiente manera: “Me gustaría que intentaras hacer tu tarea” dejando a un lado el tienes que. Por otro lado, es muy importante que cuando pedimos que se haga algo, les expliquemos porque se hace la petición, y que podría pasar en caso que no lo hicieran. Haciéndolos entender el porqué de las cosas y evitando que piensen que es un ser inferior. Un ejemplo seria: ponte el suéter para que no te de frio, si no lo haces te puedes enfermar. Y siempre es importante que recordemos que al llamar la atención se deben de usar el “me gustaría, no me gusto” apoyados de un ejemplo, dejando a un lado el “no seas… y eres tan…”